El artista invita a los jóvenes a la exhibición para que conozcan el trabajo conceptual que desarrollaban los creadores hace 40 años

ANDREÍNA MARTÍNEZ SANTISO | ANMARTINEZ@EL-NACIONAL.COM

8 DE MAYO 2014 – 12:01 AM

Pedro Tagliafico observa atento la instalación de las obras de su exposición más reciente en una de las salas de Oficina #1. Sonríe. Son piezas con las que ha hecho un largo recorrido, que lo han acompañado por alrededor de cuatro décadas. Algunas atestiguan el paso del tiempo: las elaboradas con tela lucen amarillentas, envejecidas. El conjunto fue creado por el artista durante sus residencias en ciudades de Europa como Londres, Berlín, París y Roma.

En la década de los setenta, el creador encontró un lenguaje propio, el que lo caracteriza: se alejó de sus inicios constructivistas y geométricos, abandonó por completo el color y se adueñó de los grises, del grafito como hilo conductor, de la retícula; y de técnicas como el esfumado y el frottage.

Tagliafico se ilumina al revivir esos años. “Todo se daba de forma natural y yo era feliz. Expuse piezas en muchas galerías europeas, pero no pasaba nada, no vendía. Creo que estaban fuera de contexto en ese momento. Ahora sí despiertan mucho interés porque pasaron muchos años. Así es el arte. Seguro pasará lo mismo con mi obra actual, y será reconocida cuando esté enterrado”, expresa.

El artista define la exhibición como una relectura de su obra de los años setenta, concebida para todo público, pero especialmente para los jóvenes. “Me interesa sobre todo que vengan las nuevas generaciones, los estudiantes de arte, para que conozcan lo que se hizo en esta época en la que creadores como Antonieta Sosa, Héctor Fuenmayor, Eugenio Espinoza y Roberto Obregón trabajaron en procesos conceptuales como los que expongo en la galería. Es una manera de evitar la desmemoria”, señala.

Las imágenes de las piezas se incluyeron en el libro Ayer y hoy, que fue bautizado hace seis años en el desaparecido espacio Periférico Caracas Arte Contemporáneo. “Creo que es importante mostrar mi trabajo en este momento, incluso en la situación en la que se encuentra el país. Trasladé todas estas obras sin que me importaran los gastos porque la idea era enseñar todos esos años que son históricos en el arte venezolano. Qué maravilla toda esa locura que vivimos sin pensar que iba a sentar un precedente actual”.

Aunque se mudó a Bogotá hace siete años con la esperanza de encontrar mayor calidad de vida y tranquilidad, Tagliafico viene a Caracas cada dos meses, para visitar a sus amigos. Los próximos meses, sin embargo, tendrá varias actividades en el exterior. En Colombia exhibirá su obra más reciente: una investigación de la retícula en grandes dimensiones. Y el 9 de octubre estará en Nueva York, ciudad donde presentará en la galería Henrique Faria Fine Art una selección de las piezas históricas de los años setenta que expondrá a partir del sábado en Oficina #1.