Jardin Interior
Angela Hernandez
1-29 noviembre 2009El Jardín Interior de Ángela Hernández
Visitar a Ángela en su estudio es entrar en contacto con la calma más absoluta, cada pieza está en su sitio, la temperatura es la correcta, la música es suave y a tono con el ambiente, la amplia vista sobre una parte de nuestra ciudad resulta amable y hasta su vestimenta morada, de ese día, y el tono de su voz muestran como esta artista colombiana, que ha hecho casa y taller en suelo venezolano, propone en su trabajo artístico una estética intimista, armónica y sensible al entorno.
A la pregunta “Qué es lo que más te impresiona de Caracas?” responde: “el paisaje, la naturaleza, los árboles”. El tema del paisaje es algo que la artista viene trabajando desde su llegada a Caracas hace cinco años. A partir de su formación como pintura, y más en el terreno del collage empezó a desarrollar una serie de fotografías de paisajes que mezclan lo urbano con lo natural y que apuntan desde una visión optimista de la naturaleza a una visión más dramática del paisaje como es su fotografía de la torre quemada de parque central y cotiza donde entre tanto concreto algo de vida puede surgir.
Las piezas que componen la instalación de Jardín Interior van desde sutiles y sencillos dibujos, tomados de una selección de fotografías realizadas por la artista, plasmados en papel blanco o carboncillo, así como en pelotas de ping pong, hasta una serie de esculturas de cierta complejidad formal que representan plantas o árboles, realizadas con cableado eléctrico, de donde emana sonido y luz, a modo de ser vivo. El conjunto de estas piezas más los videos que hablan de fenómenos naturales como la lluvia y el pasar del tiempo apuntan a un jardín artificial, es decir creado, pero vivo y activo. Como dice la rae, el jardín es el terreno donde se cultivan plantas con fines ornamentales. Es decir, el lugar del goce estético, del artificio, de la quietud. Como la misma artista ha escrito Jardín Interior es el paisaje personal y, al mismo tiempo, es la muestra de evidencias de la existencia de ese lugar que creamos para que sea un espacio en el que pareciera que el tiempo se detiene y allí nuestro aceleramiento diario se aquieta por que es el lugar de detenerse, de disfrutar, de plantar, de compartir, es esa especie de refugio en donde todo está resguardado y las experiencias se recrean, es ese lugar confortable que uno crea para darle espacio a momentos sin tiempo, allí no hay miedo, no hay angustia, no hay ansiedad y al tiempo es un jardín cambiante, es un lugar para escuchar y desprevenidamente percibir su constante transformación.
La exposición muestra una gran sutileza visual, sinceridad y un deseo enlazar medios diversos como la luz, el sonido y la escultura para crear un solo lenguaje. Los dibujos, las plantas intervenidas así como los videos plasman una visión idealista e intimista del paisaje que chocan con la compleja y estresante realidad que vivimos en Venezuela. Pero, para Ángela, es importante crear a partir de un mirar hacia dentro, porque tomando distancia del contexto puede visualizar y entender la complejidad de su entorno. Y es que este jardín, su jardín es el terreno de la creación artística.
Texto de Ana Aquilina Azcárate