Entrevista Juan Pablo Garza en coleccioncisneros.org
Fuente: www.coleccioncisneros.org
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¿Qué en tu ciudad te recuerda el pasado?
Los carritos por puesto que funcionan como transporte público. Están ahí desde mis primeros recuerdos de la ciudad; ya estaban antes, obviamente. Están presentes y creo que les queda bastante futuro; son puro aguante, puro informalismo, pura supervivencia, el destartale en ruedas.
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¿En qué parte de la ciudad sería el mejor lugar para perder la noción del tiempo, congelar el tiempo, o para ganar tiempo?
Creo que el bolulu del centro de la ciudad puede cumplir esta función. Encontrarse entre algunos edificios que ya llevan sus años encima y que están muy lejos de su momento de gloria, perderse entre la infinidad de buhoneros que se comen las entradas y fachadas de dichos edificios. Productos robados, productos piratas, productos de buena calidad, productos chinos y figuritas de la virgen de la chinita; palomas, borrachos, discos de vinilo, aquel que grita lo que vende al mundo, pastelitos, empanadas, yoyos, una torre de amplificadores que explotan con música colombiana. En definitiva muchas cosas pasando y muchos momentos que se encuentran, un lugar muy desordenado en donde el tiempo es un bicho raro.
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¿Qué canción o banda local recomiendas para el playlist cotidiano?
Sitio web de Entorno Doméstico
Hay varias. Entre mis favoritas están TLX, Presidente, Jan Pawel y Ulises Hadjis. Todos estos proyectos y unos cuantos más, hacen parte de Entorno Doméstico, una suerte de “disquera” o plataforma que se define como casa de música. La mayor parte de los discos que han salido bajo el sello Entorno Doméstico se pueden bajar sin ningún costo desde su página web.
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¿Qué museo o espacio cultural generalmente se omiten en un recorrido cultural típico, pero que definitivamente vale la pena visitar?
Justo ahora no hay tales espacios, sí los hubo. Los recorridos culturales se limitan a instituciones como el MACZUL, Centro de arte Lía Bermúdez y el Teatro Bellas Artes. Queda alguna que otra galería, en su mayoría son galerías de centro comercial.
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¿En qué librería se puede encontrar nuevos o de segunda mano publicaciones sobre historia del arte, catálogos de exposiciones, o monografías de artistas?
No está fácil eso de encontrar publicaciones sobre arte aquí en Maracaibo. Igual de cuando en cuando te puedes llevar alguna sorpresa. En este sentido se me ocurre que el mejor lugar para procurar esta sorpresa es El Emporio del Libro, un pequeño local abarrotado de libros de segunda, discos de vinil usados y unos cuantos objetos interesantes. Pasé largos ratos de mi adolescencia en este local.
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¿Cuál es un platillo de comida autóctona y donde sería uno el comensal?
Realmente no es un plato de comida autóctona pero siempre que viene algún amigo a visitar la ciudad trato de llevarlos a comer pescado frito con patacón o yuca. No solo por lo que me gusta sino también porque implica un pequeño viaje de carretera hasta Cabeza de Toro, vía el Mojan, pasando por parte de la costa del Lago de Maracaibo. Son varios los locales que se dedican a vender este menú. También recomiendo los cepillados maracuchos: hielo picado con jugo de fruta. Cae bien el frio en la boca y en el estómago cuando uno vive en una ciudad que es puro vaporón y sol. Personalmente me gustan los que vende Jesús Ríos.
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¿Dónde se puede encontrar el mejor café (o té)?
La verdad es que tomo muy poco café o té. Podría más bien recomendar un lugar donde tomar cervezas tempraneras, un pequeño bar/restaurante llamado Palmarejo. Es un local mítico y de tradición para varios poetas y artistas de la ciudad ubicado en la Calle Carabobo, en pleno centro. Es una de las primeras calles fundadas en Maracaibo que sigue estando viva y activa, con una larga lista de restaurantes y locales nocturnos. La Calle Carabobo conserva sus casas de estilo colonial, de techos altos, grandes ventanas y colores brillantes.
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¿Qué monumento revela un pasado oculto?
Pues no sé si llamarlo monumento, lo que sí es cierto es que habla mucho de la ciudad, del espíritu maracucho. Me refiero al rancho de tres pisos que está ubicado en la vía Tule que delimita el norte del municipio Maracaibo. Construido no se sabe por quién ni para quién, pero ahí está y lleva años estando, una suerte de grito de aguante.
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¿Qué monumento al aire libre u obra pública merece la pena visitar?
El Jardín Botánico que recientemente fue reinaugurado y donde todavía se pueden percibir muchas de las ideas que aportó Roberto Burle Marx a este proyecto. En especial El Castillito, una maravillosa área infantil dentro del parque.
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¿Cuál sería el mejor lugar para ver la puesta de sol en tu ciudad?
Todavía no he encontrado un sitio que tenga una buena vista del oeste de la ciudad. Sin embargo en el este, en La Vereda del Lago, se puede apreciar deliciosamente la salida del sol.
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El próximo domingo, nos vemos en:
Los domingos en Maracaibo la gente parece guardarse; muchísimas personas se encuevan, muchos negocios cierran, lo cual limpia bastante la ciudad de tráfico y movimiento en las calles. Esto brinda una tremenda oportunidad para precisamente recorrer la ciudad en carro, dar vueltas escuchando buena música o conversando con algún amigo. Últimamente estas vueltas terminan con algo de comer o tomar en la fuente de soda Irama, que calculo mantiene las puertas abiertas desde los setenta. Ya de adolescente había hecho varias comidas ahí, sin embargo, últimamente he vuelto con mucha frecuencia y esto gracias al escritor Norberto José Olivar a quien admiro tremendamente y utiliza a Irama como escenario para algunas de sus novelas. Si pasan por Irama pregunten por Teddy (gracias también por ese dato Norberto, puro amor el Teddy).
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¿Qué libro me transporta a tu ciudad?
«La muerte del monstruo come piedra» por Laura Antillano: «La tarde se disuelve en la coloración triste del lago: camino hasta la reja rota, para dejar la playa. Recuerdo que quedé en encontrarme con Marina y El Particular en la heladería de la avenida Bella Vista; camino algún trecho con las manos en los bolsillos, hasta que me decido a detener un carrito de la línea Avenida-El Milagro. A alguien oí alguna vez maravillarse ante este nombre; ‘una avenida llamada El Milagro, debe ser hermoso vivir en un lugar con ese nombre’ es una idea tonta… pero, pensándolo, no deja de ser hermosa esta cercanía al lago; lago triste de tardes igualmente tristes, lago quejumbroso de los vientos. El lago como presencia acusadora…» «Un vampiro en Maracaibo» por Norberto José Olivar: «El susodicho Profesor siguió su camino resguardado por las sombras de la noche, una noche sin luna para remate de males y caliente como pocas, porque ni la brisita que venía de la orilla de la playa espantaba este calorón húmedo y fastidioso que le pegosteaba a uno la camisa por la espalda, los sobacos y el cuello, arruinando la elegancia que se procura con tanto trabajo; pero así es esta ciudad, uno quiere vivirla, disfrutarla, pero ella se empeña en jodernos la paciencia y la apariencia, recordándonos que es una playa insalubre y hedionda que no tiene remedio».
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Si fueras comisionado hoy para realizar una obra de arte «sobre» esta ciudad, describe brevemente cuál sería tu propuesta.
A Maracaibo le hacen falta muchas cosas, entre entre ellas parques y espacios verdes dentro de la ciudad. Sin duda me gustaría poder estar involucrado en algún proyecto de este tipo, en darle forma por ejemplo a un parque para niños.
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¿Qué aspecto de tu ciudad es el que te inspira más?
Justo ahora (un ahora largo) estoy viviendo un momento de sentimientos encontrados. Maracaibo se ha convertido en una ciudad muy poco amigable, una ciudad que te rebota, que cuesta vivir a plenitud, que no se deja caminar. A pesar de esto, hay mucho que rescato y no puedo dejar de decir que quiero tremendamente a mi ciudad y que más allá de los altos y bajos, estoy profundamente agradecido por todo lo que me ha dado, porque solo puedo leer la persona que soy hoy desde mi relación con ella. El calor, el sol desmedido, los aires acondicionados y pasar largas horas guardado en casa, las dificultades que te empujan a la improvisación y sobre todo los hombres y mujeres de esta ciudad que tanto brinco y grito pegan. ¡Salud!