Ficciones Topograficas
Ernesto Montiel
28 de agosto al 25 de septiembre de 2011SITUACIONES/INCITACIONES
Transitando las certeras ficciones de Ernesto Montiel
Enrique Larrañaga
Quizá porque nos reconocemos, aunque queramos olvidarlo, parte de la tierra a la que regresaremos, lo telúrico nos convoca siempre con intensidad ancestral e inquietante; quizá porque dibujar es desarrollar el encuentro entre lápiz, pincel o cuchilla y una superficie aparentemente quieta, cada línea entrelaza sensualmente seres que se exploran buscando complementarse; quizá porque intuimos que nada puede ser inéditamente distinto ni calcadamente idéntico, anhelamos la repetición porque la sabemos, al mismo tiempo, imposible y forzosa; quizá porque utilizamos mapas para orientarnos aunque entendemos que todos deforman los mundos que dicen representar, decidimos atrapar la realidad en ficciones que jugamos a asumir como ciertas.
El trabajo de Ernesto Montiel nos confronta con una multiplicidad de encuentros y emociones, a veces disonantes y siempre sugerentes, entre lo telúrico, lo sensual, lo repetitivo y lo incierto que es, también, encuentro, acaso superposición, entre lo construido, lo gestual, lo único y lo posible.
Esta muestra permite conocer una dedicada exploración que, desde las aún inéditas y sugerentes siluetas superpuestas de la serie CORTAR-PLEGAR, tras los casi taxonómicos DESGLOSES, pasa ahora por estas FICCIONES dramáticamente palpitantes o lúdicamente irónicas que anuncian otras que avivan ya nuestra curiosidad. Siempre con la luz como presencia real de la forma que da a materiales endebles una sorprendente densidad, transitar estas piezas llenas de insinuaciones e invitaciones es penetrar mundos insólitos pero conocidos, de tactilidad concreta y alusiones múltiples (incluyendo posibles ecos de Chillida, Obregón, Motherwell, Pardo, Altamira, Smithson, Scharoun o Matta-Clark), entre asociaciones que la obra ofrece para que cada espectador les permita crecer según sus propias miradas. Porque la sistematicidad repetitiva y la claridad temática del trabajo de Montiel posee una lógica demoledora pero abierta, que conmueve de modo contundente aunque difícilmente puede racionalizarse.
Confeccionado con materiales laminares que, simultáneamente, insinúan una solidez inexistente y celebran su evidente ductilidad; presentado con calidad escultórica (¿tallado? ¿excavado? ¿amasado?) se construye a partir de la repetición casi obsesiva de líneas dibujadas con cuchilla sobre superficies cuya planitud sólo subvierten la acumulación y superposición de hojas similarmente delineadas; cada uno se presenta contenido y acotado en sí mismo pero, también, expandiéndose más allá de la tajante finitud de los precipicios que lo delimitan, para traspasarla, disolverla o incluso derramarse hacia un suelos inalcanzables; aparentes descripciones topográficas de lugares concretos, la imposibilidad de determinar su escala y su condición de fragmento nos coloca, alternativamente, en posición de dominio o de sumisión según prevalezca el tamaño que vemos o la magnitud que imaginamos.
Esta multiplicidad de lecturas posibles, que al principio las presenta como anotaciones de documentación, pronto convierte estas piezas en invitaciones a la indagación de territorios siempre incompletos, acertijos por completar en las distancias entre ellos y los recorridos que sugieren. Más que describir lugares, estas ambigüedades, al mismo tiempo, sorprendentes y familiares, indescifrables y conocidas, abrumadoras y acotadas, agresivas y afectuosas, sensuales y seriales, cada una y como conjunto, construyen situaciones: localizaciones que, aún sabiéndolas improbables, asumimos ciertas; relaciones entre sus partes, las distintas piezas y entre ellas y quien, como apasionado explorador, se adentra en sus pliegues; y asunción del carácter de personajes tan distintos como, también, similares, únicos y sucesivos.
Tan pronto se instalan en nuestra percepción como situaciones, estas piezas comienzan a operar como incitaciones que nos conminan a traspasar esos datos aparentemente objetivos para integrar, con cada nueva mirada y reflexión, una expansiva trama de misterios, también y sorprendentemente, tan transparentes y leves como nuestra capacidad de entregarnos al juego que proponen.
Quizá, entonces, la verdadera ficción de estas topografías que presenta Ernesto Montiel está en las preconcepciones con las que nos acercamos a él y que, con fuerza telúrica, insinuante sensualidad, rigurosa insistencia y capciosa verosimilitud, desmonta la paciente pero apasionada superposición de capas, hojas, láminas delineadas con la cortante delicadeza de una cuchilla que disecciona lo tangible para darle presencia a lo inmanente, espesor a lo flácido, evocación a lo abstracto y, así, realidad a lo imaginado.
Por el artista, en cada obra, y en los territorios que quien las experimenta construye a partir de su vivencia de estos fragmentos de universos posibles, respondiendo a sus incitaciones y haciendo propia cada una de sus situaciones.
Ernesto Montiel realizó estudios de Arquitectura en la Universidad del Zulia y en la Universidad Rafael Urdaneta de Maracaibo. Ha realizado también estudios de fotografía, guión cinematográfico y serigrafía. Entre sus exposiciones individuales se cuenta “Sustracción”, espacio Al Borde, Maracaibo (2011) y “Ni Fou Quese Pop Ag”, Alianza Francesa de Maracaibo (1996). Ha participado en diversas muestras colectivas, entre ellas, “Una Vez Once”, espacio Al Borde, Maracaibo (2011); “X Bienal Nacional de Escultura Francisco Narváez”, Museo Francisco Narváez, Porlamar (2009); “XXXV Salón Regional de Escultura del Estado Nueva Esparta”, Museo Francisco Narváez, Porlamar (2009); “Nuevos Valores”, Galería Galpón, Porlamar (2008); “Reciclaje Como Arte”, Galería Galpón, Porlamar (2008); “Maracaibo 2005”, Centro Bellas Artes de Maracaibo (2005); “Micro-incidentes, Ene-incidentes”, Galería Accept , Aruba (2004); Velada de Santa Lucía, Maracaibo (2001-2005/2011); “Arte-Unido”, Museo de Arte Contemporáneo del Zulia (2002-2005). De igual manera ha formado parte de distintos colectivos de improvisación sonora.