Tiempos Heróicos

La exposición de aquello a lo que estamos expuestos habitualmente.

Innovar el navío es ya innovar el naufragio; inventar la máquina de vapor, la locomotora [sinónimo de la modernidad] es, además, inventar la catástrofe ferroviaria. Lo mismo con la aviación, los aeroplanos que innovaron el choque contra el suelo. Sin hablar del automóvil y las colisiones a gran velocidad, ni en absoluto de esos riesgos tecnológicos mayores resultantes del desarrollo de industrias químicas o nucleares1. Los héroes de la guerra exigen la invención primera del desastre, armamentos o equipos diversos, cañones, carros de combate, misiles, bombas, gases tóxicos…

Es el tiempo en el que las primeras páginas de los periódicos y de las informaciones televisadas están ocupadas, casi permanentemente, por accidentes “fascinantes”, voluntarios o involuntarios, dramas, catástrofes naturales o terroristas, para complacer a los espectadores mediáticos. Mientras que las performances destructivas son multiplicadas sin cesar, Umberto Pepe conviene asignarles a estas imágenes fotográficas la cualidad de unicidad. Aligera, reduce, ralentiza, pinta al óleo aquello que nos expone a los mayores riesgos de la tecnología limite. Sus pinturas al óleo de locomotoras, buques y aviones veloces de combate, tardan días en secarse y el formato de sus cuadros remite al tamaño de la pantalla de su computador, desde donde los pinta.

El trabajo pictórico en “Tiempos Heroicos” está vaciado de un contenido clásico, ya que lo real se encuentra fuera de circuito por el uso de modelos representativos de por sí, esencialmente imágenes fotográficas. Referentes, en este caso, que denotan toda variedad de imágenes de situaciones limites que se han consumido históricamente a escala masiva2. Ha encontrado las imágenes de sucesos vía internet, medio que en la actualidad - al igual que el ferrocarril en el siglo XIX- democratiza su acceso y cumple con la necesidad de mover grandes capitales.

La mayoría de las imágenes memorables utilizadas por el artista, para esta exposición, a pesar de haber sido originadas en una cámara, han estado sujetas a innumerables reproducciones. Con frecuencia, estas y otras fotografías testimoniales, celebradas en la trayectoria de fotógrafos documentales como Joe Rosenthal, han sido “preparadas” de un modo u otro3. En el firmamento de la exposición también se “prepararon” y disimulan colisiones. Es preciso dar lugar, en la información pública, a la falibilidad.

Exponer o exponerse, esa es la cuestión...

Iván Candeo